
Seguridad de los peregrinos tuvo prioridad en viaje a Iquique
Con los últimos destellos del ocaso partió la caravana de aproximadamente 500 peregrinos loínos al encuentro con el Papa Francisco, sin soslayar, por supuesto, la presencia de los inspectores del Ministerio de Transportes, que chequearon el estado de los buses que los trasladaría al puerto de Iquique.
Copados principalmente por adultos mayores, los buses debieron esperar el paso de los inspectores del Ministerio de Transportes, que chequearon principalmente el estado de los neumáticos, luces, cinturones de seguridad, documentación de los conductores y fueron también reiterativos en cuanto a mantener la velocidad de cien kilómetros en ruta.
También hizo su trabajo el área de narcóticos de la Policía de Investigaciones de El Loa, que, apoyado en el perro Mora y su guía canino, repasó los maleteros de los buses como parte de una jornada de rutina. “Es el control que se suele hacer tanto en aeropuertos como en carreteras”, puntualizó el inspector Wilson Peñailillo.
Al respecto, Jorge Valenzuela, Coordinador de Seguridad Pública del gobierno provincial, valoró el trabajo coordinado con las autoridades eclesiásticas. “Ya desde tiempo nos hemos reunido con la comitiva organizadora de la iglesia precisamente para no dejar ningún elemento al azar que pudiese poner en riesgo la seguridad de los peregrinos y a ello obedece todas las acciones de control que hemos adoptado”, señaló.
La caravana a Iquique tuvo cierta particularidad, estaba conformada principalmente por adultos mayores. Al respecto, el sacerdote a cargo de la delegación, José Plaza, manifestó: “Nos sentimos orgullosos de ellos, porque es gente que refleja una gran madurez espiritual y tiene claro a qué va”.
Junto al medio millar de peregrinos que partió de Calama en horas previas a la visita papal, también concurrieron desde la capital loína, 60 jóvenes de la comunidad católica que tenían asignadas tareas específicas en el puerto.