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20 de octubre de 2017

Recordar, es el verbo

Han pasado 44 años desde que pasó la Caravana de la Muerte por Calama, pero cada octubre deja establecida una gran verdad: las heridas no han cerrado.
Porque cada 19 de octubre, fecha que recuerda el paso de la fatídica caravana por Calama, esas heridas se abren y entra la sal del desierto por las entrañas de la impotencia de las mujeres, niños, familias que deambularon con una pala en la mano, picando aquí y allá, para ver si había algo…
Uno de ellos fue Hernán Rodríguez, quien de niño fue uno de los que “arañó” infructuosamente en el desierto buscando los restos de su padre, otrora trabajador de Chuquicamata, Alejandro Rodríguez y quien testimonió la ausencia de su progenitor en una jornada de homenajes que concluyó al filo de la medianoche a 13 kilómetros de Calama, en la misma fría fosa donde se encontraron milimétricos restos de seres humanos que adhirieron a ciertas ideologías contrarias a la dictadura militar que silenció sus vidas.
Para Violeta Berríos, rostro emblemático de las mujeres de detenidos desaparecidos de Calama, el verbo se llama recordar… porque, “la memoria del chileno es débil y olvida fácil”. Entonces “hay que seguir recordando todos los años, mientras recordemos ellos seguirán vivos para nosotros y tampoco nos sentiremos solas mientras ustedes nos acompañen”, testimonió la mujer, agradeciendo el apoyo que hoy reciben de muchas organizaciones, como los sindicatos de Chuquicamata y amigos que han solidarizado con la agrupación en el tiempo.
Amigos que en los momentos difíciles no tuvieron, porque “las mujeres de fusilados estábamos estigmatizadas en los tiempos de la dictadura y causábamos rechazo”, dijo horas más tarde, en el memorial camino a San Pedro de Atacama.
Gobernador Ochoa: “No se puede permanecer ajeno al dolor”
El Gobernador Provincial, Eduardo Ochoa, quien ha solidarizado con la Asociación de Familiares de Ejecutados y Detenidos, Desaparecidos Políticos (Afeddep), en estas difíciles horas, precisa que, “la dictadura se actuó con una brutalidad tal, que no se puede permanecer ajeno a este drama que por años llevan las familias”.
Y si bien la autoridad entiende que las palabras no bastan para llevar consuelo a las familias, “el hecho que el tema de los derechos humanos se instale en las políticas públicas, llevará a que los chilenos tomemos conciencia del valor de la vida, el respeto a la libertad y el pensamiento de las personas”, manifestó.
Ochoa dice que lo ocurrido un 19 de octubre de 1973 en Calama, trasciende a toda la comunidad. “Esta es una ciudad donde casi todos nos conocemos y de alguna manera estamos ligados a las familias que vivieron la amarga experiencia de perder a un padre, un tío, un hermano”, señaló.